Con tres ratoncitos que tengo por casa, no podíamos haber hecho mejor excursión. Y es que hemos ido a visitar la quesería Adarrazpi de Urnieta donde hemos vivido una experiencia inolvidable y mucho más que recomendable.
Llevaba tiempo queriendo hacer con los niños alguna visita donde conocer la elaboración de productos cotidianos, de los que consumimos habitualmente, para que sepan y aprendan la importancia que tiene el origen y la calidad de los productos que consumimos.
Así por casualidad, encontré la información sobre la visita al caserío Adarrazpi a través de Parketxe Sarea que organiza diferentes planes. Nos pareció un plan con niños estupendo para ver la realidad de la vida de los pastores y descubrir el secreto del queso de Idiazabal, parte de la cultura y gastronomía vasca. Y allá que nos fuimos de cabeza.
Muy cerca de San Sebastian, en un barrio rural de Urnieta, se encuentra el caserío Adarrazpi, como su nombre indica, en las faldas del monte Adarra. Quedamos allí mismo y gracias al GPS, allí estábamos a las 10.30h., como un clavo, que no es poco con esta cuadrilla de txikis. Al final, tuvimos que esperar a otra familia que sí se perdió o igual aprovechó la coyuntura, para darse un voltio por los alrededores, y no me extraña porque el sitio lo merecía.
Mikel e Inma, los dueños y artífices del proyecto, ejercieron de guías y de primeras, nos enseñaron la cuadra y nos presentaron a las ovejas, las más esperadas por los peques. Mientras los niños no les quitaban ojo de encima, Inma nos detalló las características de la oveja latxa, su ciclo de vida y cómo tenían organizado todo aquel tinglado de 450 ovejas, que se dice pronto.
Mientras tanto y para deleite de los niños y no tan niños (me incluyo), Mikel acercó un par de corderitos, de dos días de vida, para que los pudiéramos coger y acariciar. Una verdadera gozada, para nosotros claro (las ovejas supongo que estarían hasta el cogote de nosotros y estarían deseando de perdernos de vista).
La segunda aventura del día fue trasladar parte del rebaño al prado de arriba. Para que no hubiera incidentes Inma nos recomendó ir o bien delante del rebaño o detrás. Imagínate la opción elegida…pues sí, detrás, porque fuimos con niños pequeños. Y ¿sabes cómo terminó? Con toda la carretera llena de “conguitos” (las heces de oveja) como dice mi hijo pequeño, que alguno las vio muy, pero que muy de cerca, porque se cayó de morros. ¡Gajes del oficio!
Mikel y José (el pastor en practicas) nos contaron que las ovejas están el menor tiempo posible en la cuadra y que de Junio a Octubre, se trasladan a la sierra de Aralar para pastar. En esta conversación, creo que a todos los presentes nos vino la misma idea a la cabeza: las vacaciones. Diez días en todo el año son las vacaciones de esta familia con dos hijos, que las pueden disfrutar gracias a sus familiares, que les hacen el relevo con las labores de la quesería, el puesto en el mercado donostiarra de San Martín y el reparto a restaurantes de todos los días. Ahora entiendo, que sólo te puedes dedicar a esto si es por pura vocación. Y en este caso, así me consta.
Sucios, pero más felices que unas perdices, volvimos al caserío dejando a las ovejas pastar tranquilas después de tanto estrés, para seguir con la visita de las instalaciones de la quesería.
En la sala de ordeño pudimos ver la maquina, que succiona al mismo ritmo que los corderos y cómo se lleva a cabo. Todo está pensado para no alterar el ciclo de vida de los animales. Desde aquí, la leche va directamente a la quesería, zona donde se elaboran los diferentes productos lácteos: la cuajada , el queso fresco y el queso Idiazabal.
Este fue el momento en el que pensé que me haría falta una pinza para la nariz, ya que no soporto el olor a queso. Sí, ya sé que estas pensando, que a buen sitio he ido. Pero para sorpresa de todos, allí no huele a queso. No sé si sería porque estaba todo más limpio que la patena o por que se podía comer directamente en el suelo. Hasta que llegamos al lugar donde descansan los quesos durante dos meses, la cámara, y Inma abrió la puerta. El paraíso de los amantes del queso.
Por un momento pude sentir todas las miradas sobre mí, pero como llevaba varios días haciéndome a la idea de que iba a haber un olor brutal, al final, tampoco fue para tanto. ¡Quién me ha visto y quién me ve!
Me llamó la atención lo sencilla que es en si la elaboración del queso, pero la cantidad de exigencias y protocolos que hay que cumplir (no sólo en la quesería, sino en la sala de ordeño y hasta en la cuadra) para obtener la Denominación de Origen Protegida Queso Idiazabal y por Eusko Label Kalitatea para la elaboración de su queso y la cría de corderos. Una labor artesanal, de muchísimo esfuerzo, que creo que hay que poner en valor.
Con esta visita nos acercamos a la dura realidad de la vida del pastor ( y la de su familia), llena de sacrificio, constancia, trabajo duro y pasión. Mucha pasión y mimo que se refleja en los productos elaborados en Adarrazpi. Y si no, que se lo digan al famoso cocinero Dabid de Jorge, fan de la cuajada de Adarrazpi.
Después de la teoría, toca pasar a la practica y pudimos hacer un taller de queso fresco. Inma nos dio una clase magistral de cómo hacer queso fresco y ver con nuestros propios ojos la trasformación de la leche en queso. Los niños se quedaron encantados cada uno con su vasito de queso recién hecho para llevar a casa y casi sin darnos cuenta, llegó la hora de degustar el queso Idiazabal.
Pasamos al txoko, donde nos esperaba una mesa larga con platos de queso, pan, sidra y vino preparada a conciencia por Mikel y José. Buenísimos productos,conversaciones interesantes y amenas. No se puede pedir más.
Bueno sí. Mi hija quería llevarse un corderito para casa. ¡Lo que me faltaba!
Un corderito no, pero un queso sí que nos llevamos, además de una experiencia que no olvidaremos. Porque después de esta visita, ¡no nos la van a dar con queso!
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Información adicional:
-Duración de la visita: dos horas.
-Es conveniente llevar calzado para cambiarnos despúes de la visita, si no queremos llenar el coche de barro y «conguitos».
-Hay una cama elastica a la entrada del caserío que hará las delicias de los peques.
-Se puede contratar una visita + menú degustación de cordero.
-Dirección y datos de contacto:
- Adarrazpi
Barrio Goiburu, 33 C
Urnieta 20.130 Guipúzcoa
647 445 641 / 609 939 097
Pedazo de plan. Me encanta y qué rico ese queso de Idiazabal.
Arantxa, vente para aquí y montamos una excursión en un tris! Con degustacion claro!
Una visita muy interesante, gracias. A los niños les encanta el contacto con la naturaleza!
Gracias por pasarte por el blog y dejar tu cometario Silvia. Me alegra saber que te haya parecido interesante. Eskerrik asko!!
Bueno, bueno!! En primer lugar decirte que me has dado una envidia enorme!! Qué planazo!!
Me parece genial que los niños conozcan la elaboración de productos cotidianos, de los que consumimos habitualmente, para que sepan y aprendan la importancia que tiene el origen y la calidad de los productos que consumimos. Enriquecedor para ellos y nosotros…
Me has transportado a mi infancia, cuando iba los fines de semana y vacaciones al pueblo de mis padres y me iba con mis tíos y primos con las vacas y ovejas… qué recuerdos…
Un vídeo precioso!!
Un beso guapa!!
Lola, somos lo que comemos ! A mí también me trae recuerdos !!jaajaja. Muchas gracias por pasarte por el blog!! Un beso!
Qué pena que queda lejos de Barcelona, pues es un planazo para hacer con los peques, y con final feliz degustando los productos de la casa con una buena sidra. Genial!!
Daniel, la verdad es que la degustación fue la guinda del pastel! Unos pocos kilómetros, pero merecerá la pena!! jejjeje! Un saludo y gracias por participar con tu comentario.