Es Semana Santa y no todo van a ser procesiones, pasos y actos religiosos. En Euskadi, también tenemos de eso pero los tiros, no van por ahí. Como ya sabrás a estas alturas, los euskaldunes (vascos) siempre dejamos un hueco para la comida y como no, en esta Santa Semana, también. Hoy vas a conocer el “Karapaixo”, patrimonio gastronómico vasco y por lo menos en mi familia, sagrado en estas fechas.
Kara…¿qué?…Ka-ra-pai-xo. Ni es un insulto y ni me estoy metiendo con la cara de nadie. Es el nombre que recibe una “opila” o torta de pan. Pero claro, no es cualquier torta de pan. Es una opila de tamaño considerable de pan casero, con forma triangular, que envuelve chorizos y huevos. Simple ¿verdad? Pero una autentica delicia. ¿Te apetece probarla?
¿De dónde viene esta costumbre?
Parece ser que el Karapaixo, llamado también Garipua o Mokotza, dependiendo de la zona, viene de tiempos remotos, desde antes de la romanización. No se ni cuando es eso, pero ¡del año catapún! Era una costumbre de culto agrícola, que se hacia en forma de ofrenda en las ceremonias en honor a la Madre Tierra y así dar la bienvenida a la Primavera. La fertilidad representada con el trigo y la vida, con los huevos. Lo del chorizo en la mitad, me parece a mí que ha sido por exigencias del guión. Vamos, es que le va ¡como anillo al dedo!
Hoy en día existe una nueva versión del Karapaixo, la versión dulce, que para mí, no tiene nada que ver. Se trata de un bollo de leche decorado con chucherías y huevos de chocolate. A los niños les entra más por los ojos, pero donde esté el tradicional…
Esta tradición se conserva en muy pocos lugares, en la comarca de Debagoiena, y en algunos pueblos de alrededor, que yo sepa. Esta costumbre tan curiosa y típica, consiste en que los padrinos regalan esta “opila” a su ahijad@ durante la Cuaresma. O sea, para los muy poco o nada religiosos como yo, se regala desde Carnaval hasta Semana Santa. Si el ahijado es hombre hasta que vaya a la mili y si es mujer hasta que se case. Como dice mi amama, hoy en día ¡ni uno ni otro! Así que hasta que uno se canse, digo yo. De recibirlo, doy fé que no te cansas ¡nunca!
Algunas tenemos mucha suerte y aunque me haya casado, sigo recibiendo todos los años mi Karapaixo religiosamente, gracias a mi amama Karmen, que con 91 años sigue haciéndolo ella misma. Tiene unas manos que valen más que el oro y una voluntad de hierro. Por esto, y porque la receta de hoy es la que ella me ha enseñado, este post va dedicado, como no podía ser de otra manera, a mi querida amama.
Pues vámos, ¡manos a la masa!
Ingredientes
- 500 gr. de harina blanca.
- 325 gr. de agua
- 10 gr. de levadura fresca.
- 12 gr. de sal.
- 3 chorizos.
- 3 huevos cocidos.
- Un huevo batido.
Preparación
En un bol un poco grande, echar la harina, la sal y la levadura, desmenuzada. Añadirle el agua y mezclar hasta que este todo bien integrado. Mi amama utiliza agua templada, según ella, para acelerar un poco el proceso de fermentación. Sacar la masa del bol a una mesa enharinada y amasar, sin miedo, hasta que la masa no se pegue en las manos. Te va a parecer una misión imposible pero tranquilo que efectivamente, la masa deja de pegarse en las manos, como por arte de magia. Y dejamos que repose unos 90 minutos en el bol tapado con film.
Una vez que la masa haya fermentado, doblando su volumen, cortamos un trocito de masa que utilizaremos para la decoración. Con el resto, lo estiramos un poco y le damos forma triangular, doblando la masa. Forramos la bandeja del horno con papel vegetal y ponemos la masa encima. Lo dejamos fermentar durante 30 minutos más.
Ponerle los huevos y los chorizos y lo pintarlo con un huevo batido, para darle un poco de color. Lo podemos decorar con trozos de masa. Mi amama utiliza un trozo de masa que separa anteriormente para esto y así los huevos y los chorizos ¡no se escapan!.
Precalentar el horno aproximadamente a 200ºC. Meter la masa y bajar la temperatura a 180ºC . En 30 minutos aproximadamente, lo tienes listo. Sacar del horno y dejar enfriar en una parrilla, aunque sea difícil resistirse a hincar el diente.
El Karapaixo, en sus dos versiones, se puede comprar en cualquier panadería o pastelería. Para mí, la gracia está en hacerlo yo misma, ahora con ayuda de mis hijos para que la receta heredada siga de generación en generación y compartirlo con la familia y amigos. Y que siga la tradición del Karapaixo por muchos años más, que de eso se trata. Anímate, haz tu propio Karapaixo y sorprende a algún ser querido.
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Recuerdo muy bien como mi tía y madrina me enviaba puntualmente el día de S . José un karapaixo hasta que me case
Este post me ayuda a recordar las buenas costumbres que no se debían olvidar
Eskerrik asko Txuma! Eso es,que no se pierdan las buenas costumbres!
Mundiala!!!
Felicidades por la entrada.
Tambien he sido de los afortunados que han recibido Karapaixo … y disfrute mucho, recibiendolo y comiendolo.
Nunca se me habia ocurrido hacer uno, pero viendo el post dan ganas de ponerse el delantal. Voy a ver si convenzo a mi cocinera favorita y hacemos uno juntos.
Eres muy afortunada de tener una Amama con tanta marcha. Cuidala!!
Peio, remangate y ponte el delantal! Seguro que la cocinera te ayuda! Eskerrik asko!
Qué buena tiene que estar!! Aunque no me importaría probar la dulce después de la salada!! 😀
La dulce para otra ocasión!jajajaja! Un saludo!
Qué bueno!!!!
Dan unas ganas de hacerlo aún sin tener la tradición ni ser vasco…
Por aquí, en las Rías Baixas, la tradición en mi familia era y es regalar roscón los padrinos/madrinas a los ahijadxs. Mis padrinos son de Valladolid y no tenían costumbre de regalos, grrrr… menos mal que mi abuela tenía muchos ahijados y siempre hacía, de una tirada, dos docenas de roscones (entre ella y mi madre) que dejaban un olor en casa….difícil resistirse a no picar en todos aquellos roscones que inundaban el salón por Semana Santa. Eran tantos que se llevaban a cocer al horno de la panadería del barrio…y todas las familias llevaban allí sus roscones, había que hacer cola o pedir vez!!! Se repartían por la familia y los de casa siempre disfrutábamos de una segunda hornada, que no llegaba a los 24 anteriores, pero igual a otros diez sí y pasábamos semanas comiendo roscón. Nunca he vuelto a oler y probar otro igual. Ni el de mi madre ni el que hago yo con la misma receta de la abuela. Snif.
Sólo por todo lo que me ha recordado tu historia ( y por mi nombre, jeje) probaré a hacer un Karapaixo. Prometido!
Me alegran mucho tus palabras.Animo con el Karapaixo!un saludo!
Me ha encantado con lo que me gustan a mí las tradiciones, y un a receta familiar tiene mucho valor, gracias por compartirla, besitos.
Gracias a ti!
Tiene pinta de todo menos de ser ligero….;) me encantaria probarlo!! Muy bonita historia y tradición, un abrazo para ti y para tu amama.
Gracias ! Se lo daré de tu parte!
Para compartir con familiar o amiga, cuando? Muxu potolo para la amama Carmen, doy fe de la mano que tiene. Y receta que sin falta probaremos está semana. Eskerrik asko ta besarkada bat.
Haber que tal sale,Olatz! Eskerrik asko!
Zer itxura ederra!! Yo nunca he recibido un karapaixo, pero sí una opila de S Marcos, tipico de la zona de Bidasoaldea Y Oarsoaldea. También con huevos, en este caso teñidos de rojo. Tendremos que probar el karapaixo!!
Tendremos que hacer un trueque!! jajaajaja!! Mila esker Oiartza!!
Aurten be karapaixo erreseta martxan!!! Gaur goizian Igorrek: Aurten ez dou Karapaixorik egin behar edo? Zuzenian blogera jo eta listo erreseeta martxan daukou, hau erosotasuna… Gaur bazkaria en proceso!!! On egin!
Que suerte poder disfrutar de semejante capricho.
Nunca es tarde para intentarlo, voy ha seguir vuestros pasos haber si consigo hacerlo.
Mila esker erezetagatik.
Kaixo Jabier, la verdad es que es un gustazo poder disfrutarlo y no es nada difícil. Yo te animo a que lo intentes, porque sé de mucha gente que sin haberlo hecho antes, le ha salido genial. Espero que me escribas y mandes una foto de tu Karapaixo la siguiente vez. Eskerrik asko a ti por leernos! Un saludo!